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🦈NADANDO CON TIBURONES No31: guerra comercial + resultados + nuevo conflicto

Bienvenido a la trigésimo primera edición de nadando con tiburones, la Newsletter semanal de Memorias de Pez y Memorias de Tiburón

Bienvenido/a a la trigésimo primera edición de nadando con tiburones. La Newsletter en la que hablamos de economía, finanzas y algo de geopolítica. Recordad que ya tenemos disponible el Curso de Geopolítica de La Cumbre el cual podéis adquirir en nuestra web que os dejo en este link. Ah y muchas gracias a los más de 9.800 miembros que formáis parte de este proyecto. Antes de comenzar, si este mail te es útil y te aporta valor, te pediría por favor que se lo reenvíes a una persona que le pueda interesar. Si por el contrario el mail te ha llegado reenviado y te ha gustado, puedes suscribirte aquí. Y por último decirte que si te quieres anunciar aquí, puedes responder a este mismo email y te enviaremos toda la información.

En la Newsletter de hoy veremos:

  • Tensión máxima entre India y Pakistán

  • Un repaso a cómo está la Guerra Comercial

  • Resultados de Tesla y Alphabet

  • Posibilidades de paz en Ucrania

  • ¿Sabías que?

  • Para aprender: la guerra comercial

  • Descubriendo empresas: BYD

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Riesgo de conflicto entre dos potencias nucleares

La cosa se ha calentado, y no precisamente por el clima. Un ataque en Cachemira ha vuelto a encender la mecha entre India y Pakistán, dos países que llevan llevándose regular tirando a fatal desde 1947. Un grupo armado mató a 26 personas en una zona turística, y aunque los atacantes eran de Cachemira, India dice que se entrenaron en Pakistán. Resultado: India ha dicho “hasta aquí” y ha sacado artillería diplomática. Modi ha suspendido el Tratado de Aguas, ha cerrado un paso fronterizo clave, ha expulsado diplomáticos paquistaníes y les ha dicho a los pakistaníes que están en India: “Tienen 48 horas. Empaquen.”

Este tratado del agua no es cualquier cosa: regula los ríos que India y Pakistán comparten, y Pakistán vive de esos ríos. Literal. El 80% de su economía depende del campo, y sin agua, el campo… pues se seca. Así que claro, Islamabad ha dicho que esto es una “guerra del agua”, que es ilegal, y que están pensando en romper uno de los pocos pactos de paz que les quedaban con India.

Y si te estás preguntando “¿Pero por qué tanto lío siempre entre estos dos?”, la historia es larga. Muy larga. Pero aquí va la versión rápida: cuando se independizó la India británica, la cosa se dividió en dos a la carrera: India para los hindúes, Pakistán para los musulmanes. Mal planificada, con fronteras improvisadas y un montón de gente huyendo de un lado a otro. El epicentro del drama: Cachemira, un territorio con mayoría musulmana que acabó bajo control indio. Desde entonces, se han dado de leches en varias guerras, y más roces que en una reunión de vecinos sin aire acondicionado. Encima, desde los años 90 los dos tienen armas nucleares.

Y claro, todo esto se mezcla con política interna: en India, el nacionalismo hindú ve Cachemira como símbolo de unidad nacional; en Pakistán, el ejército y los servicios secretos han jugado con fuego apoyando a grupos radicales. Y por si fuera poco, geopolíticamente están cada uno en su equipo: Pakistán con China, India con Estados Unidos, Japón y Australia… aunque aún le compra petróleo y armas a Rusia.

Guerra comercial

No es ningún secreto, ​la guerra comercial entre Estados Unidos y China ha escalado a niveles sin precedentes en 2025, con aranceles recíprocos que alcanzan cifras mareantes. Pero por fin poco a poco la calma está volviendo a los mercados ya que comienza a haber señales de una posible desescalada. El secretario del Tesoro de EE. UU., Scott Bessent, reconoció que la situación actual es "insostenible" y expresó la disposición de su país a colaborar con China para reequilibrar el comercio global.

​Además el presidente Donald Trump ha insinuado que los aranceles "bajarán sustancialmente", aunque no a cero, como gesto de buena voluntad para aliviar las tensiones. Sin embargo, desde Pekín se ha negado que existan negociaciones en curso, y se ha reiterado que cualquier diálogo debe basarse en el respeto mutuo y la igualdad. China ha calificado las acciones de EE. UU. como "unilateralismo coercitivo" y ha afirmado que los productos estadounidenses ya no tienen mercado relevante en China.​

La situación entre EE.UU. y China ha entrado en una fase incómoda: ninguno quiere ceder, pero ambos saben que seguir así les cuesta una fortuna. Lo que era una escalada arancelaria predecible, ahora se ha convertido en un pulso político y económico donde cada movimiento está medido al milímetro.

Resultados trimestrales

Aún seguimos con la resaca de las bajadas en bolsa fruto de la guerra comercial y ya tenemos aquí los resultados trimestrales para la mayoría de empresas importante. A fecha en la que escribo estas líneas, ya han presentado dos de los siete magníficos. Hablamos de dos empresas que han dado muchísimo que hablar en los últimos tiempos, Tesla y Alphabet.

Tesla

Comencemos con Tesla. ​La firma de Elon Musk ha presentado unos resultados financieros del primer trimestre horribles. La compañía reportó ingresos de 19.300 millones de dólares, una disminución del 9% interanual, y un beneficio neto de 409 millones, lo que representa una caída del 71% respecto al mismo periodo del año anterior . Lo normal es que estos resultados generasen una gran caída de las acciones en bolsa sin embargo, ​Tito Elon salió al rescate.

Durante la conferencia de resultados, Elon Musk anunció que reducirá su implicación en el Gobierno de Donald Trump para centrarse en Tesla, respondiendo así a las críticas sobre su doble rol y al impacto negativo en la imagen de la empresa.​ Elon comentó que planea lanzar un servicio de robotaxi en Austin en junio, que continúa desarrollando su robot humanoide Optimus, con el objetivo de producir un millón de unidades anuales para 2029 y que en la primera mitad de 2025 lanzará su modelo económico que en teoría costará menos de 25.000$.

Alphabet

Alphabet a vuelto a sorprender con unos resultados excepcionales. A pesar de que el crecimiento se ha ralentizado un poco, el beneficio neto se ha disparado y todas las verticales de su negocio van a toda mecha, incluida la parte del buscador, que a día de hoy está tan amenazada por la IA. A destacar el crecimiento de Google Cloud que se sigue posicionando como la gran apuesta de Alphabet en el futuro creciendo a ritmos cercanos al 30% anual.

YouTube premium y YouTube Music alcanzan los 125 millones de suscriptores de pago mientras que lo más interesante me ha parecido el tema de Waymo, el servicio de Robotaxis de Alphabet que ya está activo en ciudades como San Francisco, Los Ángeles, Phoenix o Arizona. Pronto abrirán más ciudades en Estados Unidos e incluso probarán suerte en Tokio. El tema es que los robotaxis de Waymo ya hacen 250.000 viajes a la semana, 5 veces más que hace un año. El tema es que aunque a día de hoy el servicio es deficitario, Alphabet está consiguiendo bajar los costes por milla a base de economías de escala. El potencial es tremendo por aquí.

¿Paz en Ucrania?

A Estados Unidos se le acaba la paciencia y ha hecho la que dice que será su última oferta para la paz. El problema es que esta favorece mucho a Rusia. Te la resumo:

Lo que obtendría Rusia:

  • Reconocimiento internacional de la soberanía sobre Crimea

  • Reconocimiento de facto sobre los territorios ocupados en Donetsk y Lugansk Zaporiyia y Jersón.

  • Garantía de que Ucrania no entrará en la OTAN.

Lo que obtendría Ucrania:

  • Posibilidad de ingresar en la Unión Europea.

  • Devolución de los territorios en la región de Járkov.

  • Garantías de seguridad proporcionadas por países europeos aliados.

  • Acceso libre al río Dniéper.

El presidente ucraniano, Volodímir Zelensky, ha rechazado firmemente esta propuesta, argumentando que aceptar tales condiciones violaría la Constitución de Ucrania y comprometería la integridad territorial del país. Zelensky ha dicho que Ucrania no cederá territorio y que cualquier acuerdo de paz debe respetar la soberanía nacional. Ante la negativa de Kiev, Trump ha criticado públicamente a Zelenski, acusándolo de prolongar el conflicto y de obstaculizar las negociaciones de paz. El presidente estadounidense ha expresado su frustración por la falta de avances y ha advertido que, si no se alcanza un acuerdo inmediato, Estados Unidos podría retirarse del proceso de negociaciones .​

¿Sabías que?

En plena Edad Media, Venecia era algo así como el Silicon Valley de su época: comercio internacional, innovación, y un ejército de contables con túnica. Pero mantener una flota poderosa, pelear guerras y expandir el imperio cuesta pasta. Así que en 1262, se les encendió la bombilla: en vez de subir más impuestos —que nunca es popular, ni en el siglo XIII— crearon un instrumento llamado "prestiti".

Estos prestiti eran préstamos forzosos, donde los ciudadanos ricos tenían que prestar dinero al gobierno. A cambio, recibían un interés anual, normalmente del 5 o 6%. Lo curioso es que no había fecha de devolución del capital, solo esos pagos de intereses constantes. El bono no tenía vencimiento era perpetuo.

¿Y funcionó? ¡Sorprendentemente, sí! Los ciudadanos sabían que el gobierno era estable, y ese flujo constante de intereses era mejor que guardar oro debajo del colchón (y más seguro que invertir en arte gótico, que era un poco inestable). Con el tiempo, estos bonos empezaron a cotizar entre particulares. Se podían heredar, vender, usar como dote… o incluso como garantía para otras operaciones.

De hecho, la idea fue tan buena que otras ciudades-estado italianas la copiaron, luego fueron los holandeses y, más tarde, el Reino Unido con sus famosos Consols en el siglo XVIII.

Para aprender: la guerra comercial

Antes hablamos de como está la guerra comercial, pero ¿Qué es una guerra comercial? Imagina que dos grandes economías —pongamos Estados Unidos y China— llevan años haciendo negocios. Uno exporta tecnología, el otro productos manufacturados. Se compran, se venden, se necesitan. Hasta que un día, uno de ellos dice: "Oye, esto no está equilibrado. Yo te compro mucho más de lo que tú me compras a mí. Además, creo que estás haciendo trampas: subvencionas a tus empresas, copias tecnología y tus productos son demasiado baratos porque no cumples las mismas normas que yo."

¿La solución? Subir aranceles.

Es decir: ponerle un impuesto extra a los productos del otro país para que entren más caros. Así, en teoría, proteges a tus industrias locales porque los productos extranjeros se vuelven menos competitivos.

Pero claro, el otro país no se queda quieto. Responde con más aranceles, a otros productos. Y así empieza una guerra comercial: una escalada de represalias económicas donde cada país intenta presionar al otro restringiendo el comercio.

El objetivo, normalmente, es obligar al otro a negociar: a abrir más su mercado, a respetar ciertas normas, o a equilibrar la balanza comercial. Pero el problema es que en el camino, todos salen perdiendo: las empresas pagan más por importar, los consumidores ven subir los precios, y la incertidumbre frena las inversiones.

Descubriendo empresas: BYD

Hoy toca hablar de la gran pesadilla de Tesla, su gran competidor que viene de China. Hoy comentamos BYD.

BYD no es solo una marca de coches eléctricos, es el gigante silencioso que está redibujando el mapa de la movilidad global. Mientras Tesla acapara titulares, BYD conquista mercados: ya ha superado a Tesla en ventas de vehículos 100% eléctricos y sigue expandiéndose sin freno por Europa, Latinoamérica y Asia. La diferencia está en el modelo: BYD fabrica sus propias baterías, diseña sus propios chips y controla toda la cadena de producción. Eso le da una ventaja brutal en costes y resiliencia.

A esto se suma el respaldo del gobierno chino, que la impulsa como punta de lanza de su estrategia industrial, y una diversificación inteligente: coches eléctricos, autobuses, camiones, paneles solares y almacenamiento energético. Es decir, no dependes solo de las ventas de un modelo o de un mercado.

Y lo más importante: BYD es rentable. Mientras muchas marcas de coches eléctricos viven del relato, BYD gana dinero. Apostar por ella no es apostar por una burbuja, sino por una máquina industrial bien engrasada que, si sigue así, puede convertirse en el Toyota eléctrico del siglo XXI.

Como siempre NO ES NINGUNA RECOMENDACIÓN, antes de invertir e este u otro activo tienes que hacer primero tu propio análisis.

Y con esto llegamos al final de la newsletter. Espero que os haya gustado y recordad que podéis suscribiros y reenviarsela alguien si quieréis echarme una mano. ¡Un abrazo y larga vida al interés compuesto!